El estilo de liderazgo que mantengas en la oficina será completamente proporcional a los resultados que quieras obtener para la empresa. Si buscas crecimiento debes evitar estas conductas.
Como si se tratara de una montaña rusa, el éxito que pueda obtener un líder dependerá directamente de sus comportamientos frente a los colaboradores y de sus propias ambiciones, que lo podrían empujar al punto más alto e importante de su carrera o a un destino cruel llamado fracaso.
Fuente: Flickr - Thomas Hawk
Tus habilidades deben inspirar a tu equipo de trabajo como líder.
Así lo llegó a entender Robert E. Kaplan, un especialista en asesoramiento de altos líderes, al realizar una investigación con 42 ejecutivos que fracasaron estando ya en la cima.
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Al analizar qué fue lo que sucedió con estas personas, que iban desde directores generales hasta jefes de departamento, se dio cuenta de que cayeron en 8 conductas que desencadenaron su “tragedia”.
Kaplan comprobó que estas personas caían de alguna forma en el autoengaño, en la negación de sus propios errores, mismos que les impedían recurrir al aprendizaje, a la innovación y a la mejora, aun habiendo conseguido cierto éxito en la empresa.
El español José Luis Pérez Huertas, otro consultor en desarrollo directivo, retoma el estudio de Kaplan y amplía el panorama del significado de este autoengaño, recordando lo que ha mencionado el psicólogo estadounidense Daniel Goleman.
“El resultado es previsible: por un lado negamos nuestras debilidades y las convertimos en puntos ciegos, por otro lado magnificamos nuestros puntos fuertes y nos encerramos en una coraza que nos impide conectar con cualquier oportunidad de mejora, de aprendizaje o de innovación. Cuando caemos en el autoengaño desconectamos de todo lo que nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y vivimos de espaldas a cualquier oportunidad de aprendizaje. Nos instalamos en una rigidez que nos impide adaptarnos a cualquier cambio que se produce en el entorno”, menciona Pérez Huertas.
La autoridad y el poder que da una posición en la empresa no son determinantes de un buen liderazgo, precisan los expertos de HumanSmart.
“Podría un líder utilizar ese poder que tiene, dado por su posición, para lograr resultados mediante la intimidación o imponiendo su autoridad, diciendo en su interior: yo soy el jefe y aquí yo mando; sin embargo no es una estrategia que dé resultados a largo plazo”, según esta consultora especializada en recursos humanos.
A continuación presentamos estas 8 conductas que podrían arrancarte de tu actual posición de líder y llevarte a un callejón sin salida:
Tener objetivos poco realistas: Esta persona suele fijar objetivos demasiado ambiciosos y frecuentemente inalcanzables para el grupo o la organización, también es poco realista con respecto a lo que se requiere para que el trabajo funcione.
Esfuerzo desmedido: Trabaja compulsivamente a expensas del resto de su vida, huye del vacío, es propenso al burnout (quemarse).
Intromisión: Fuerza a las personas y las lleva más allá de su límite; ejerce su dirección de un modo asfixiante y no delega funciones; se muestra mordaz, implacable e insensible al daño emocional que pueda infligir a los demás.
Sed de poder: No busca el poder para el colectivo sino cínicamente para sí o para sus propios intereses, impone su propia agenda personal independientemente de las demás alternativas; es explotador.
Necesidad insaciable de reconocimiento: Es adicto a la gloria, capitaliza los esfuerzos de los demás y les acusa también de los errores, es capaz de sacrificar cualquier cosa en aras de su próxima victoria.
Preocupación por las apariencias: Necesita parecer bueno a toda costa, se halla abiertamente preocupado por su imagen pública, anhela el lujo material que conlleva el prestigio.
Necesidad de parecer perfecto: Las críticas, por más fundadas que sean, le irritan o le producen rechazo, condena a los demás por sus propios errores, es incapaz de admitir sus equivocaciones o sus debilidades personales.
A manera de conclusión, HumanSmart menciona que el estilo de liderazgo va a influir de manera significativa para que una persona decida seguir a un líder.
El líder que desee hacer la diferencia necesita desarrollar habilidades que le permitan inspirar a su equipo a lograr resultados sobresalientes. El autoanálisis es necesario, como dice Steven Covey, la victoria privada precede a la victoria pública, primero tiene el líder que crecer internamente para poder después motivar a los demás y ayudarlos a crecer, nadie puede dar a los demás algo que no tiene para sí mismo.
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